El concepto escalera se inventó hace miles de años, cuando el hombre necesito ir de un nivel a otro. Observando la naturaleza se dio cuenta que le era más sencillo subir utilizando pequeños escalones, a querer dar un único salto hasta la cima.

Para cambiar de nivel, se necesita algún instrumento que permita desplazarnos de una altura a otra. Puede ser hacia arriba, o hacia abajo. Aún no se le ha encontrado sentido a una escalera horizontal que no modifique la altura.

No entraremos en análisis ni comparaciones con otros modelos, como el del ascensor, el tobogán, las poleas, el tubo de los bomberos y otros varios métodos existentes.

Acá podemos reconocer dos conceptos: cambiar de niveles y «pequeños escalones».

En los procesos de coaching nos encontramos constantemente con la necesidad de cambiar de nivel. Ya sea para alcanzar algo que está «ahí arriba» o para lograr algo que nos permitirá sentirnos más arriba. En donde ese más arriba puede ser incluso algo espiritual.

La noción de escalón, nos permite fraccionar esa altura a la que queremos llegar en varios pequeños pasos, lo que hace posible ese ascenso.

Muchas veces, queremos dar un salto al estilo superhéroe, y al no llegar nos frustramos. E incluso ya con el sólo hecho de ver semejante altura, nos limitamos con pensar que eso no será posible.

El concepto de escalera entonces, nos permite fraccionar esa distancia en pequeños, accesibles, lógicos escalones para ir subiendo de a uno.

Todo proceso que implica cambiar de nivel, trae aparejado este concepto de escalones.

Para subir algunos, será necesario quizás desafiar simplemente el entorno donde nos movemos para encontrar qué cambios son necesarios hacer, o cuales son nuestros comportamientos a cambiar para subir o sentir que hemos subido ese escalón.

Otros escalones o desafíos tendrán que ver con nuestras capacidades y habilidades. Qué es aquello que necesito aprender, o identificar cuáles son esas habilidades con las que ya cuento y estaban dormidas.

Quizás otros escalones tienen que ver con nuestras creencias y valores acerca de eso que estamos viviendo, o lo que creemos correcto que hay que hacer en estas situaciones.

Esta secuencia no tiene un orden en los procesos que transitamos en la vida. Podemos encontrar un escalón en el cual sea necesario revisar quién estamos siendo o quién queremos ser para poder seguir subiendo. Incluso es bien interesante cuando mirando los escalones que ya hemos subido hacernos esta pregunta: ¿Cómo afecta el quién soy, haber podido llegar hasta acá?

Niveles pequeños o grandes, son posibles de alcanzar si los fraccionamos.

Como seres humanos que somos, podemos fijar claramente los objetivos, y definir cuál es el primer escalón que se presenta.

Luis Dartiguelongue